domingo, 1 de noviembre de 2009

Nuevo poema perdido

El desastre de mi mesa
impide que florezcan nuevos versos
de otro poema perdido.

Me prometo algo que nunca cumpliré.
Quizás mañana.

Mi mano derecha
me sostiene con sorbos amargos de café.
Empieza un nuevo poema.

La izquierda, con el aplomo y la sutileza que destaca
el "tiene mucha mano izquierda",
pero también con la certidumbre, asumida o no,
del exilio
propia del ángulo distante de un triángulo acutángulo amoroso,
se ameniza lanzando cenizas
sobre mis cenizas.
Cenizas que abonan
los versos de este nuevo poema perdido.

Cuando calla la musa que nunca estuvo
me engolfo en inauditos acordes nacidos en
Wish you were here.

La taza, casi olvidada,
reclama mas café
Una lata vacía,
golpeada como se magulla el espíritu
demanda mas ceniza.

Una ventana a mi izquierda
me recuerda que hace tiempo
se fue el sol.

Quedarse si tabaco puede llegar a ser
una de las mejores razones
para abandonar el aire viciado de mis 8 metros cuadrados
y saludar el aire vicioso de la ciudad.

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